Seré breve:
Septiembre llega, y tras un merecido descanso, comienza el nuevo curso con expectativas, retos y nuevos proyectos. Pero en mi trabajo no todo es futuro cercano. El pasado se aferra, siempre, y no te suelta; la cantidad de imágenes sentidas y tomadas (ahora me doy cuenta del peso de esta palabra) necesitan mas de una vida para ser asimiladas, organizadas y así, una pequeña parte, poder mostrarlas. Siempre tengo cuentas que saldar…
Una de ellas es la XXV Edición de La Mar de Músicas: 9 días y 36 conciertos a la saca; encuentros, risas, carreras, disfrute y alguna que otra croqueta.
Como bien imaginaréis, complicado de resumir en un sólo post. Con lo que una vez «abierta la vereda» como a mí me gusta decir, ya que han salido publicadas en la edición impresa de septiembre de Rock de Lux, he decidido subir tres posts, 3×3, alegres en un trigal 🙂
Voy a lo mío, que me disperso y ahora mismo me arde la cabeza, la falta de costumbre…
El primer día inauguramos con Pongo, enérgica como ella sola en la Plaza del Ayuntamiento. De ahí fuimos hacia el CIM para descubrir a Marlon Williams (aquí me permito poner varios emoticonos con corazones, porque este zagal me cautivó) ❤️❤️😍😎🌊 💓Sí, mucho… Hacía tiempo que no me seducían de esa manera (desde un escenario). Fue envolviéndonos con su voz y esa actitud dulce y rebelde mientras se iba quitando la ropa hasta dejarnos ver su tatuaje en el hombro de un reloj sin manillas «El tiempo no existe» ¡Qué maravilla! En fin, tras una croqueta riquísima, mi querido Miguel y compañía subimos al Parque Torres para seguir la jarana: Mon Laferte y Elza Soares. La primera, divertida y juguetona; la segunda, surrealismo en estado puro, dejó con la boca abierta a mas de uno. El postre rico de este día fue la caboverdiana Mayra Andrade.
La segunda jornada comenzó con Lorena Álvarez y su «colección de canciones sencillas», seguida de la delicada Luisa Sobral que la noche anterior había subido a cantar un tema con su amiga Mayra. En el Parque Torres tuvimos a Olafur Arnalds y de este concierto sólo voy a decir que dan ganas de no publicar ninguna foto cuando te lo ponen tan difícil que, no sólo no dejan hacer bien el trabajo, sino que ponen al público en contra, no hay necesidad. La Orquesta Akokán relajó el ambiente tan «in-tenso» y pudimos mover las caderas a ritmo cubano. Mi gran sorpresa fue Conan Osiris, con sus mezclas de estilos y su propuesta diferente.
A Miss Bolivia tenía muchas ganas de escucharla y confirmó lo que ya intuía, que no era un producto más de tantos que están ahora saliendo con la marca «Girl Power», era auténtica, sin edulcorantes seductores: brava y clara. Su alegato recitado Paren de matarnos fue uno de los momentos más conscientes del festival, a más de uno nos sacó una lágrima de rabia e impotencia. Con ese cuerpo fuimos hacia el CIM donde Rui Massena nos esperaba con su piano, es cierto que la música amansa a las fieras. ¡Gracias Rui!
Las últimas fotos de este post pertenecen al gran Kamasi Washington y su equipo. No soy una gran entendida en Jazz aunque de pequeña siempre se escuchó en casa, me recordó el formato de los grandes, fue un rato agradable y las luces, tan importantes para nosotros, me encantaron. Creaban esa atmósfera de club de jazz neoyorquino con los rojos, azules y ámbares que tan bien quedan sobre sus pieles negras. Otro viaje mental…