Llevo un año con este post en mente. El mismo año que hace que vio la luz ‘Pantame’, el último trabajo de Crudo Pimento en Everlasting Records. Un disco brutal, desde mi punto de vista.
Nos citamos un 12 de Febrero para hacer la entrevista, presentación del disco, que anteriormente Miguel había acordado con RockdeLux. Tengo que admitir que estaba un poco nerviosa (siempre me pongo ante un nuevo trabajo, sobre todo si son retratos, y de gente a la que admiro, ya que mi timidez y al mismo tiempo ‘afanamiento’ son un cocktail que, a veces, me es complicado manejar). Durante el camino me decía a mi misma: ‘Tranquila, guíate por tu intuición, ellos son normales, no actúan con roles ni estatus, respetan, sólo hay que ser y cualquier duda se hablará’. Nos recibieron con una amable sonrisa de bienvenida.
Tras abrirnos las puertas de su casa (algo que valoro muchísimo ya que los espacios íntimos cuentan muchas cosas sobre nosotros mismos y me parece un gesto de gran generosidad y trasparencia), subimos a la parte de arriba, donde tienen el estudio de trabajo y una maravillosa terraza llena de luz. Preferimos realizar la entrevista dentro y allí se acomodaron los tres. Digo los tres, porque es el momento que tengo para observar, pensar qué quiero hacer y cómo, un chute de adrenalina al que todo fotógrafo de prensa esta acostumbrado: no time to shoot…think quickly. Escucho las preguntas y sus respuestas, me sonrío 🙂 Y es que me caen bien, así de simple o complejo, no sé. Me gustan.
El estudio parece más el de un pintor que el de un músico brillante. Siento como decenas de ojos me observan, les devuelvo la mirada; unos tristes, otros llenos de rabia, que gritan piedad ante el sufrimiento y la oscuridad y otros te atraviesan serenos, tiernos ante una apariencia hostil, la humanidad y vulnerabilidad del presunto monstruo desfigurado y rechazado… Me siento cómoda.
La voz grave y la carcajada de Inma, me devuelve con ellos, desprende luz (esto queda muy cursi, pero es así). Forman muy buen equipo.
Termina la entrevista y les pido salir afuera. Hay un sol de esos de invierno murciano, un poco cegador y gustoso a la vez. Raúl va de negro e Inma de amarillo claro, me gusta el contraste, aunque complicado a esas horas, ayuda de cualquier modo. Hacemos un par de pruebas y listo, fin de la sesión. Raúl comienza las clases enseguida y vamos justos de tiempo. Me sabe a poco porque podría tirarme horas haciéndoles fotos (ahí asoma el ‘afanamiento’) pero estoy contenta y agradecida. Además, descubro que el aprecio es mutuo y sé que volveremos a vernos, en una cena una noche verano, en alguna expo de fotografía, un concierto, una videollamada o delante de un ChopSuey de ternera con una cerveza bien fría.
Desde el confinamiento mas estricto, ahora sí, con tiempo. Vuestra, siempre.
Pilar
🙂